Las pautas generales
que se sugieren a continuación se exponen a nivel informativo con la única
intención de dar algunas orientaciones. En ningún caso pueden sustituir las
directrices que le haya podido dar su especialista. Consulte al
profesional cuando las conductas presentan unos niveles excesivos en cuanto a
magnitud, frecuencia o perseverancia en el tiempo.
Pautas a seguir:
Cada niño es un mundo y no hay estrategias
universales eficaces para todos ellos. Lo que funciona bien en un niño puede no
ser eficaz en otro. Aún así, hay una serie de principios que utilizados con la
suficiente destreza pueden ponernos en el buen camino para establecer,
modificar o eliminar conductas en niños. A continuación exponemos con carácter
general algunos de ellos:
1-LÍMITES: Son fundamentales. Atrévase a
poner límites a sus demandas. Si no lo hace a edades tempranas luego será mucho
más difícil establecerlos. Intente explicarle su punto de vista de forma
calmada y adecuándola a la edad del niño. No utilice el tono imperativo ni los
gritos. Hágale saber más bien que está triste por su comportamiento, que está
decepcionado, pero manténgase firme en su posición. Es necesario establecer,
desde la primera infancia unos hábitos adecuados en alimentación, ritmos de
sueño, etc... Son los propios padres los que han de marcar sus propios límites
y normas en función de la edad del niño y sus valores educativos. Poner límites
no debe plantearse como un trabajo coercitivo con el niño, sino como un juego
de equilibrios, en el que el niño va a aprender el sentido de dar y recibir, al
tiempo que va interiorizando una serie de pautas y valores que le servirán más
adelante como referentes.
2-CLARIDAD: Sea claro en las instrucciones.
Si queremos establecer límites, el niño debe saber exactamente qué le pedimos.
Si le decimos "pórtate bien" esto puede suponer diferentes cosas en
diferentes situaciones. Es más eficaz concretar la demanda en una situación
concreta. Por ejemplo en una situación de paseo por la calle le diremos
"no cruces hasta que esté el semáforo verde", en la casa en situación
de juego "no tires los juguetes".
3-ATENCIÓN: Préstele atención cuando realice
las conductas deseadas en caso contrario retíresela. El halago verbal y sincero
funciona muy bien como apoyo de otros refuerzos. En caso de aparición de una
conducta disruptiva (rabietas...) retire la atención sobre el niño (Tiempo
Fuera). Un premio no esperado y contingente a la realización de alguna conducta
deseada aumentan la probabilidad de que vuelvan a ocurrir. Puede establecer
también premios y consecuencias contingentes a las diferentes conductas
(Economía de Fichas - Coste de la respuesta).
4-COMPLICIDAD: Cuando se establecen unos
límites o normas, estos deben ser respetados por todos los miembros de la
familia. Padres, hermanos o abuelos deben actuar de igual modo ante las
conductas problema del niño. Si sólo es el padre o la madre la que exige
ciertos requisitos al niño, el avance es mucho mas complicado sino imposible.
5-MINIMIZAR: Cuando dé instrucciones minimice
el NO. Con niños es más efectivo el decirle lo que debe hacer que lo que no
debe hacer. Por ejemplo es más conveniente decirle: "habla bajito"
que "No chilles". La primera la experimenta como una sugerencia la
segunda como una imposición.
-Debemos siempre desaprobar las conductas
(morder, desobedecer, gritar....) nunca al niño (eres un desastre, eres muy
malo, eres...).
6-ELECCIÓN: Que elija él. A la hora de darle
instrucciones podemos minimizar la probabilidad de desobediencia si
proporcionamos al niño varias opciones para que él elija. Por ejemplo en lugar
de decirle sólo: "recoge los juguetes", podemos añadir: "mamá va
a ayudarte a recoger los juguetes, ¿dime cuales prefieres guardar tu? Al niño
se le recuerda que la responsabilidad de guardar los juguetes es suya, pero, a
la vez, tiene cierta sensación de control sobre la situación y tolera mejor la
demanda del adulto. Una vez establecido el hábito de recoger probablemente lo
haga sin demasiadas quejas y ayudas.
7-EXPLICACIÓN: Acompañe la demanda con una
explicación. Si damos una explicación a una instrucción dada podemos ayudar a
que interioricen valores de conducta. Por ejemplo podemos decirle: "si
pegas a tu hermanito se pondrá triste y no querrá jugar más contigo". Se
trata de que entienda que nuestra demanda no es por capricho o por llevarle la
contraria, sino por que tiene unos efectos molestos sobre nosotros u otras
personas y que esto comporta consecuencias.
8-ALTERNATIVA: Una alternativa cuando
tengamos que decir NO. Cuando tengamos que pronunciar un NO es importante
minimizar su efecto con una alternativa: "NO te puedo comprar una pasta
antes de comer, pero sí te daré después el helado que te gusta".
9-FLEXIBILIDAD: Debemos crear limites y
normas pero a la vez hay que saber ser flexibles en situaciones especiales a
valorar por los padres. Los niños crecen y los problemas y sus circunstancias
cambian. Debemos estar abiertos a revisar y modificar el sistema de
contingencias cuando sea necesario. Una rigidez extrema en la configuración del
sistema y sus normas es la mejor invitación a su incumplimiento.
10-COHERENCIA: Tiene que haber coherencia
entre lo que se le exige al niño y lo que él observa en su entorno más
inmediato. No podemos pedirle obediencia y respeto hacia la madre a un niño que
vive en un entorno de menosprecio o maltrato familiar.
11-CONTROL: Controle sus emociones. Cuando
estalla el problema. Cuando su hijo ha repetido la conducta que no deseamos,
cuando nos llaman del colegio, cuando todo parece
hundirse................tómese un tiempo antes de responder. Sabemos que es
complicado y que si no se lanza un grito algo parece romperse en nuestras
entrañas. Es fundamental el control de las emociones. Nuestro objetivo es
educar al niño. Si somos demasiado emocionales no estamos en condiciones de
ofrecer el mejor modelo de nosotros mismos. Proporciónese un tiempo de respiro,
retire la atención al niño de la forma que permitan las circunstancias, hágale
saber inmediatamente su disgusto y luego en frío analice la situación y tome
las decisiones oportunas. No razone en caliente. Ni usted ni su hijo están
entonces en las mejores condiciones.
-No caiga en la trampa de enzarzarse en un
diálogo de recriminaciones con su hijo. Es la mejor forma de acabar estableciendo
un tipo de relación conflictiva o coercitiva que no le va a llevar a ninguna
parte. Esto no quiere decir que la mala conducta no deba tener sus
consecuencias para el niño, sino que éstas deben ser pensadas en frío aunque
aplicadas lo antes posible para que sean efectivas.
12-CONSTANCIA: Es básico ser constante en la
aplicación de cualquier estrategia que quiera modificar o establecer conductas.
No se desanime a la primera de cambio. Suele ocurrir que cuando se aplican
límites o normas por primera vez se produzca una reacción negativa. Esto es
especialmente notable en aquellos casos en los que el niño percibe que se le
van a retirar ciertos privilegios. Ello puede provocar, de inicio, un aumento
de la frecuencia y magnitud de los episodios problemáticos que luego, en la
mayoría de casos, remiten y se corrigen.
Y SI TODO FALLA: Hemos dicho ya que cada niño
es un mundo y cada conducta problemática es fruto de multiplicidad de factores
externos e internos. Cuando el comportamiento se hace incontrolable, pese a la
dedicación y esfuerzo de los padres o tutores, busque ayuda en algún
profesional de la salud infantil (psicólogo infantil, pediatra...). El peor
aliado es dejar pasar el tiempo sin actuar.
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